Hablar o escribir sobre el amor, resulta un tanto complejo debido a que es una de esas palabras que con tan solo decirlas impregnamos en ellas un profundo sentimiento y un toque de compromiso, además cabe resaltar que el amor, presenta diversas acepciones.
Esta ese amor con el que se nace y que con el tiempo se desarrolla y crece...ese amor que se tiene hacia los padres, hermanos y toda la larga cadena familiar...esos seres que Dios eligio para que nos acompañaran y crecieran a nuestro lado...pese a no ser del todo perfectos estan siempre alli para escucharnos,apoyarnos en todas y cada una de esas etapas de nuestra vida...
Esta también ese amor que es cultivado y que surge de forma libre y espontánea hacia aquellos amigos y amigas que como ángeles llegan a nuestras vidas y la marcan de una forma excepcional, en base a pequeños detalles...esos que te hacen sentir que eres único y especial y que existe alguien aparte de tu familia que es capaz de ver algo especial en ti. Esta el amor que se siente hacia Dios y hacia la vida misma...ese que nos demuestra día tras día que nunca estamos solos y que estamos rodeados de agua, luz , tierra, aire…en esencia la vida que se ve representada en la naturaleza y en todo nuestro entorno.
Esas son las clases de amor que mi corazón ha sentido y desarrollado; pero se de sobra que aun me falta una forma por conocer…ese amor que se vuelve mas bien un complemento…como ese catalizador que hace reaccionar cualquier función química.
Evidentemente no he conocido esa clase de amor....esa que a través de los sentidos es capaz de crear un mundo paralelo en el cual solo hay cabida para dos… donde se empieza con una mirada y se termina con un leve suspiro, como si el mundo empezara y acabara en un solo instante…transformándose en ese ser insensato que deja de creer en la razón y se fundamenta solo en la fe…temo conocer esa forma de amar, donde se pierde la cabeza y se arriesga el corazón.
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